San Juan Bosco

 El siglo XIX es un tiempo de profundos cambios y revoluciones que surgen para marcar un nuevo orden social: la revolución industrial, el surgimiento de las democracias modernas, grandes invenciones, el materialismo dialectico, que sentaría las bases del comunismo, e impresionismo artístico. La Revolución Francesa acarrearía la formación de las nuevas republicas americanas y el avance del nacionalismo europeo. En 1815, España se encontraba debilitada por la lucha napoleónica y la pérdida de las colonias americanas, que comenzaban su camino hacía la libertad; Africa y Asia, en cambio, eran repartidas por el colonialismo europeo. En Italia, comenzaba el proceso de unificación italiana, enfrentándose a la Iglesia que no estaba dispuesta a renunciar a los Estados Pontificios que dominaba y, particularmente a Roma, exigida por Italia como capital del nuevo reino. La mayoría de los estados que componían la península ibérica estaban en manos de dinastías consideradas "no-italianas", como los Habsburgo y los Borbón; solo el estado de Piamonte-Cerdeña estaba en manos de la única dinastía "italiana", los Saboya, siendo su capital Turín, de amplia actividad política y económica. Allí llegaban gran cantidad de muchachitos en busca de trabajo, que dejaban los campos corridos por las batallas y la hambruna. Estos eran explotados en toda clase de oficios, como carpinteros, zapateros, sastres o limpiadores de chimeneas; a mediados de siglo se calcula que había en Turín más de 7000 niños menores de 10 años trabajando en fábricas y talleres, y muchos más encarcelados en condiciones infrahumanas por el solo delito de ser pobres y huérfanos. 
A esta ciudad sería enviado un joven sacerdote diocesano, recién ordenado, a proseguir sus estudios. El, que había de niño conocido la pobreza y el sacrificio de abrirse camino en medio de una sociedad injusta sería a quien Dios elegiría para consagrarlo "Padre, Maestro y Amigo" de todos esos pequeños abandonados por el mundo.

San Juan Bosco


Francisco Luis Bosco era un campesino viudo, padre de Antonio, que trabajaba como peón de campo en I Becchi, en las cercanías de Turín. Contrajo matrimonio nuevamente con Margarita Occhiena, con quien tuvo dos hijos José y Juan Melchor quien nació un 16 de agosto de 1815. Tras una pulmonía, Francisco fallece en 1817, dejando a Margarita, su mujer, sola, al cuidado de los tres pequeños. Pese a que ella recibe al mayor de los muchachos como a su propio hijo, Antonio sufre su orfandad y nunca logra integrarse por completo a su nueva familia. Sola con sus hijos, Margarita debe hacer frente a la pobreza y los conflictos de una Italia que pujaba por su unificación, y educar a los muchachos en una devoción católica fuertemente cuestionada y en constante conflicto con las autoridades civiles. Juan comienza a sentir un profundo deseo por estudiar; a los 9 años tiene un sueño que marcaría toda su vida. Se ve en el patio de una escuela frente a niños que peleaban a palabrotas; cuando los enfrenta con los puños, Alguien le dice: "No es con los puños, sino con amabilidad que vencerás a esos muchachos". Luego lo toma de la mano y continúa: "Yo soy el Hijo de Aquella a la que tu madre te enseñó saludar tres veces al día" Y enseguida estuvo frente a una mujer de hermoso semblante que le dijo: "A su tiempo, comprenderás". 
En 1828, deja I Becchi para ir a trabajar como pastor en Moncucco; allí, va apareciendo su vocación de sacerdote. En 1830, su hermano Antonio se desposa y entonces, Margarita deja la hacienda y se traslada con José a Sussambrino lo que le facilita a Juan asistir a la escuela de Castelnuovo. Para poder pagar sus estudios, realiza infinidad de trabajos y oficios, hasta que, el 4 de noviembre de 1831, por fin consigue comenzar sus estudios secundarios. Se convierte en maestro de teatro, música y prestidigitación entre los jovencitos de alrededores fundando la "Sociedad de la Alegría".
El 18 de abril de 1834 ingresa al convento de franciscanos, pero en sus sueños, va descubriendo que su camino va en otra dirección. Con la ayuda de los sacerdotes José Cafasso y Cinzano, ingresa al Seminario Diocesano de Chieri, el 30 de octubre de 1835; allí sufrirá la fuerte influencia del Jansenismo, movimiento surgido dentro de la Iglesia en el siglo XVII, fundado por el obispo Cornelio Jasen, que basaba su espiritualidad en una interpretación literal de los textos de San Agustín y llevando una modo vida ascético, con desapego por los sacramentos, especialmente por la Eucaristía, lo que hace que Juan se vaya alejando de dicha doctrina y encontrando en la espiritualidad de San Francisco de Sales su pastoral. 
Después de muchos sacrificios, esfuerzo y estudio, el 5 de junio de 1841 es ordenado sacerdote por Monseñor Franzoni, arzobispo de Turín. En la iglesia de San Francisco de Asís (Turín) celebra la primera Eucaristía; tenía la edad de 26 años. 
Con el propósito de completar sus estudios en la tarea sacerdotal, teología moral y predicación, ingresa al Instituto Pastoral de su confesor, el padre Cafasso; en Turín recorre las calles y es testigo de los sufrimientos de los jovencitos que llegan a la gran ciudad, en busca de trabajo, conmoviéndose en su corazón. Es el 8 de diciembre de 1841, cuando al llegar a la iglesia de San Francisco, se encuentra al sacristán maltratando a un muchacho de nombre Bartolomé Garelli, por no haber realizado correctamente el oficio religioso. El jovencito le confiesa que no ha hecho nunca la catequesis ni recibido los sacramentos; Juan se queda dándole catequesis al final de la misa y Bartolomé regresa al día siguiente con otros 20 jóvenes. En marzo, el número de jovencitos llega a ser 80. Es el comienzo del Oratorio de Don Bosco.
Al principio, debe sufrir la desconfianza e incomprensión de los que lo rodean, puesto que no se veía bien que un sacerdote anduviera en compañía de un montón de revoltosos. Las autoridades civiles como el marques de Cavour, temían que Don Bosco planease una revolución religiosa, ya que el reino se encontraba en permanente conflicto con la Iglesia por su postura frente a los Estados Pontificios que reclamaba y su pensamiento nacionalista, mientras que sus compañeros religiosos o bien sugerían reducir el número de muchachos, o bien planeaban internarlo en un hospital mental. 
Don Bosco siguió adelante con su Oratorio, deambulando por todo Turín; en 1845, con 400 muchachos se establece en el cementerio abandonado de la iglesia de San Pedro, donde conoce a Miguel Rúa, quien llegaría a ser su primer sucesor en la futura congregación salesiana. Arrienda habitaciones en la casa del padre Moretto y más tarde, el campo de los hermanos Filippi. Por fin, el 5 de abril de 1846, compra una franja de tierra en la casa Pinardi, Valdocco. Es el comienzo de un nuevo tiempo para el Oratorio.


El trabajo férreo que lleva adelante en estos años, lo lleva a un deterioro de su salud, que pone en peligro su vida; sus muchachos, afligidos por su maestro y amigo, oran, ofrecen ayunos y sacrificios, hasta que la salud de Don Bosco se recupera milagrosamente. El atribuirá esta recuperación al amor de sus chicos. Decide pasar unos días en su casa para descansar; a su regreso a Turín, lo acompaña su madre Margarita, que lo ayudará en adelante con el cuidado de los niños. Será para todos ellos "mamá Margarita". 
El 12 de abril de 1846, el arzobispo bendice la capilla y aumenta el número de jóvenes. El conde de Cavour intenta prohibir el Oratorio temeroso de una revuelta religiosa, pero ve frustrado su intento cuando llega el aval del rey Carlos Alberto. 


En 1847 redacta el primer reglamento del Oratorio. Hasta entonces, los chicos debían buscar dónde pasar la noche. Su encuentro con Alejandro Pocarmona, quien le pide pasar la noche en el Oratorio y la intersección de su madre Margarita, lo lleva a crear el Internado de Valdocco; en ese mismo año, se abre el Oratorio de San Luis en Porta Novo y el de Angel Guardián en Vanchiglia en 1848. 
Don Bosco se ocupa de ver personalmente el trabajo de los jóvenes en la fábricas y talleres; gestiona acuerdos y supervisa condiciones laborales y de salario. Pero, a partir de 1853, abre en el mismo Oratorio los talleres de artes y oficios que hará que más de 300 muchachos abandonen las fábricas para abrirse camino por sí solos. Para 1860, tiene completa la educación media de todos los muchachos de su Oratorio, con una excelencia educativa que le otorga a su obra evangelizadora un prestigio más allá de las fronteras italianas. Comienza a surgir en Don Bosco la idea de crear una congregación, sin embargo, son tiempos difíciles para la Iglesia.
En 1855, Ratazzi, gobernador anticlerical consigue promulgar una ley con la que se cierran numerosas casas y órdenes religiosas; muchos clérigos son dispersados y perseguidos, perdiendo sus derechos civiles. Pese a esto, es el mismo Ratazzi el que aconseja a Don Bosco cómo crear la nueva congregación: le sugiere una sociedad clerical que en lo religioso dependa de la Iglesia y en el aspecto social fuesen ciudadanos libres, de manera de no tener enfrentamientos con la legislación civil. Es así que Don Bosco reemplaza los títulos y jerarquías eclesiásticas por términos más civiles como "director", "inspector" o "rector mayor" para sus sacerdotes. El 25 de marzo de 1855, Miguel Rúa junto a otros jóvenes reciben los votos de la nueva Congregación Salesiana, que será definitivamente aprobada por el Papa Pío IX en 1858. La congregación comienza a expandirse hacía Francia: Niza 1875, Marsella 1878 y París en 1884.


El 11 de noviembre llega a América la primera misión salesiana que irá a trabajar en la Patagonia Argentina, para luego extenderse por Uruguay, Paraguay y Brasil. 

Hijas de María Auxiliadora

La Virgen María en sueños, le hace ver a Don Bosco la necesidad de sumar a su apostolado a las niñas que también están desprotegidas. Es así que con la hermana María Dominga Mazzarello funda el 8 de octubre de 1864, las Hijas de María Auxiliadora, para dar educación y asistencia a las jóvenes en estado de vulnerabilidad. Con el fin de promover la veneración a la Santa Eucaristía y la devoción a María Auxiliadora, consigue del Papa Pío IX la aprobación de la Asociación de María Auxiliadora el 18 de abril de 1868.


A los 72 años de una vida dedicada al cuidado y educación de sus muchachos, Don Juan Bosco fallece en la madrugada del 31 de enero de 1888.
Es canonizado el 1 de abril de 1934, por el Papa Pío XI. El 24 de mayo de 1989, Juan Pablo II le otorga el título de "Padre, Maestro y Amigo de la juventud", que todos "sus muchachos" le habían otorgado en su corazón. Es Patrono de Magos e Ilusionistas; también Patrono del Cine motivo por el cual, los Premios Goya se otorgan anualmente en torno al 31 de enero, fecha en la cual la Iglesia celebra su vida. 


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