Vía Crucis

 Presentación

El piadoso recuerdo de la Pasión de Cristo constituye una forma privilegiada de religiosidad popular, que los pastores hemos de acoger como iniciativa del Espíritu Santo, animador máximo de la oración en la Iglesia. La hemos de acoger, orientar y promover, en referencias a las fuentes genuinas de la religiosidad: la Biblia y la Liturgia.
El ordenamiento de las "estaciones" que sigue es el propuesto por el Papa Juan Pablo II desde hace unos años.
Padre Obispo Jorge Novak (1928-2001)
Quilmes, 15 de enero de 1995

Vía Crucis


Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Cuando Jesús llegó con sus discípulos a una propiedad llamada Getsemaní, les dijo: "Quédense aquí mientras yo voy a orar". Y llevando con él a Pedro y a los hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse. Entonces les dijo: "Mi alma siente una tristeza de muerte. Quédense aquí, velando conmigo". Y adelantándose un poco, cayó con el rostro en tierra, orando así: "Padre mío, si es posible, que pase lejos de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya".
Después volvió junto a sus discípulos y los encontró durmiendo. Jesús dijo a Pedro: "¿Es posible que no hayan podido quedarse despiertos conmigo, ni siquiera una hora? Estén prevenidos y oren para no caer en la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil". Se alejó por segunda vez y suplicó: "Padre mío, si no puede pasar este cáliz sin que yo lo beba, que se haga tu voluntad".
Al regresar los encontró otra vez durmiendo, porque sus ojos se cerraban de sueño. Nuevamente se alejó de ellos y oró por tercera vez, repitiendo las mismas palabras. Luego volvió junto a sus discípulos y les dijo: "Ahora pueden dormir y descansar: ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levántense! ¡Vamos! Ya se acerca el que me va a entregar".
Palabra de Dios, Mateo 26, 36-46

Padrenuestro
Avemaría



Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Después de haber dicho esto, Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón. Había en ese lugar una huerta y allí entró con ellos. Judas, el traidor, también conocía el lugar porque Jesús y sus discípulos se reunían allí con frecuencia. Entonces Judas, al frente del destacamento de soldados y de los guardias designados por los sumos sacerdotes y los fariseos, llegó allí con faroles, antorchas y armas. Jesús sabiendo todo lo que iba a suceder, se adelantó y les preguntó: "¿A quién buscan?" Les respondieron: "A Jesús, el Nazareno". Él les dijo: "Soy yo". Judas, el que lo entregaba, estaba con ellos. Cuando Jesús les dijo: "Soy yo", ellos retrocedieron y cayeron en tierra. Les preguntó nuevamente: "¿A quién buscan?" Le dijeron: "A Jesús, el Nazareno". Jesús repitió: "Ya les dije que soy yo. Si es a mí a quien buscan, dejen que estos se vayan". Así debía cumplirse la palabra que él había dicho: "No he perdido a ninguno de los que me confiaste".
Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha. El servidor se llamaba Malco. Jesús dijo a Simón Pedro: "Envaina tu espada. ¿Acaso no beberé el cáliz que me ha dado el Padre?"
El destacamento de soldados, con el tribuno y los guardias judíos, se apoderaron de Jesús y lo ataron.
Palabra de Dios, Juan 18, 1-12

Padrenuestro
Avemaría



Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

El Sumo Sacerdote, poniéndose de pie ante la asamblea, interrogó a Jesús: "¿No respondes nada a lo que estos atestiguan contra ti?" Él permanecía en silencio y no respondía nada. El Sumo Sacerdote lo interrogó de nuevo: "¿Eres el Mesías, el Hijo del Dios bendito?" Jesús respondió: "Sí, yo lo soy: y ustedes verán al Hijo del hombre sentarse a la derecha del Todopoderoso y venir entre las nubes del cielo". Entonces, el Sumo Sacerdote rasgó sus vestiduras y exclamó: "¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ustedes acaban de oír la blasfemia ¿Qué les parece?" Y todos sentenciaron que merecía la muerte.
Después algunos comenzaron a escupirlo y, tapándole el rostro, lo golpeaban, mientras le decían: "¡Profetiza!" Y también los servidores le daban bofetadas. 
Palabra de Dios, Marcos 14, 60-65

Padrenuestro
Avemaría



Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Después de arrestarlo, lo condujeron a la casa del Sumo Sacerdote. Pedro lo seguía de lejos. Encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor de él y Pedro se sentó con ellos. Una sirvienta que lo vio junto al fuego, lo miró fijamente y le dijo: "Este también estaba con él". Pedro lo negó, diciendo: "Mujer, no lo conozco". Poco después, otro lo vio y dijo: "Tú también eres uno de aquellos". Pedro respondió: "No, hombre, no lo soy". Alrededor de una hora más tarde, otro insistió: "No hay duda que este estaba con él; además, él también es galileo". "Hombre, dijo Pedro, no sé lo que dices". En ese momento, cuando todavía estaba hablando, cantó el gallo. El Señor, dándose vuelta, miró a Pedro. Este recordó las palabras que el Señor le había dicho: "Hoy, antes que cante el gallo, me habrás negado tres veces". Y saliendo afuera, lloró amargamente.
Palabra de Dios, Lucas 22,  54-62

Padrenuestro
Avemaría



Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Pilato volvió a entrar en el pretorio, llamó a Jesús y le preguntó: "¿Eres tú el rey de los judíos?" Jesús le respondió: "¿Dices eso por ti mismo u otros te lo  han dicho de mí?" Pilato replicó: "¿Acaso  yo soy judío? Tus compatriotas y los sumos sacerdotes te han puesto en mis manos ¿Qué es lo que has hecho?" Jesús respondió: 

"Mi realeza no es de este mundo.
Si mi realeza fuera de este mundo, 
los que están a mi servicio hubieran combatido
para que yo no fuera entregado a los judíos.
Pero mi realeza no es de aquí".

Pilato le dijo: "¿Entonces tú eres rey?" Jesús respondió:

"Tú lo dices:
yo soy rey.
Para esto he nacido
y he venido al mundo:
para dar testimonio de la verdad.
El que es de la verdad, escucha mi voz".

Pilato le preguntó: "¿Qué es la verdad?" Al decir esto, salió nuevamente a donde estaban los judíos y les dijo: "Yo no encuentro en él ningún motivo para condenarlo. Y ya que ustedes tienen la costumbre de que ponga en libertad a alguien, en ocasión de la Pascua, ¿quieren que suelte al rey de los judíos?" Ellos comenzaron a gritar, diciendo: "¡A él no, a Barrabás!" Barrabás era un bandido.
Palabra de Dios, Juan 18, 33-40

Padrenuestro
Avemaría



Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo

Pilato mandó entonces a azotar a Jesús. Los soldados tejieron una corona de espinas y se la pusieron sobre la cabeza. Lo revistieron con un manto rojo, y acercándose, le decían: "¡Salud, rey de los judíos!", y lo abofeteaban.
Pilatos volvió a salir y les dijo: "Miren, lo traigo afuera para que sepan que no encuentro en en él ningún motivo de condena". Jesús salió, llevando la corona de espinas y el manto rojo. Pilato les dijo: "¡Aquí tienen al hombre!" Cuando los sumos sacerdotes y los guardias lo vieron, gritaron: "¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!" Pilato les dijo: "Tómenlo ustedes y crucifíquenlo. Yo no encuentro en él ningún motivo para condenarlo". Los judíos respondieron: "Nosotros tenemos una Ley, y según esa Ley él debe morir porque pretende ser Hijo de Dios".
Al oír estas palabras, Pilato se alarmó más todavía. Volvió a entrar en el pretorio y preguntó a Jesús: "¿De dónde eres tú?" Pero Jesús no respondió nada. Pilato  le dijo: "¿No quieres hablarme? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y también para crucificarte?" Jesús le respondió: "Tú no tendrías sobre mí ninguna autoridad, si no la hubieras recibido de lo alto. Por eso, el que me ha entregado a ti ha cometido un pecado más grave".
Palabra de Dios, Juan 19, 1-11

Padrenuestro
Avemaría 



Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo

Desde ese momento, Pilato trataba de ponerlo en libertad. Pero los judíos gritaban: "Si lo sueltas, no eres amigo del César, porque el que se hace rey se opone al César". Al oír esto, Pilato sacó afuera a Jesús y lo hizo sentar sobre un estrado, en el lugar llamado "el Empedrado", en hebreo, "Gábata".
Era el día de la Preparación de la Pascua, alrededor del mediodía. Pilato dijo a los judíos: "Aquí tienen a su rey". Ellos vociferaban: "¡Que muera! ¡Que muera! ¡Crucifícalo!" Pilatos les dijo: "¿Voy a crucificar a su rey?" Los sumos sacerdotes respondieron: "No tenemos otro rey que el César". Entonces Pilato se lo entregó para que lo crucificaran, y ellos se lo llevaron.
Jesús, cargando sobre sí la cruz, salió de la ciudad para dirigirse al lugar llamado "del Cráneo", en hebreo, "Gólgota".
Palabra del Dios, Juan 19, 12-17

Padrenuestro
Avemaría



Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto de púrpura y le pusieron de nuevo sus vestiduras. Luego lo hicieron salir para crucificarlo.
Como pasaba por allí Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que regresaba del campo, lo obligaron a llevar la cruz de Jesús. Y condujeron a Jesús al lugar llamado Gólgota, que significa: "lugar el Cráneo".
Palabra de Dios, Marcos 15, 20-22

Padrenuestro
Avemaría



Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Lo seguían muchos del pueblo y un gran número de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él. Pero Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: "¡Hijas de Jerusalén!, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. Porque se acerca el día en que se dirá: ¡Felices las estériles, felices los senos que no concibieron y los pechos que no amamantaron! Entonces se dirá a las montañas: ¡Caigan sobre nosotros!, y a los cerros: ¡Sepúltennos! Porque si así tratan a la leña verde, ¿qué será de la leña seca?"
Palabra de Dios, Lucas 23, 27-31

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Avemaría



Te adoramos, Cristo, y te bendecimos porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota, que significa "lugar del Cráneo", le dieron de beber vino con hiel. Él lo probó, pero no quiso tomarlo. Después de crucificarlo, los soldados sortearon sus vestiduras y se las repartieron; y sentándose allí, se quedaron para custodiarlo. Colocaron sobre su cabeza una inscripción con el motivo de su condena "Este es Jesús, el rey de los judíos". Al mismo tiempo, fueron crucificados con él dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda.
Palabra de Dios, Mateo 27, 33-38

Padrenuestro
Avemaría



Te adoramos, Cristo, y te bendecimos porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

El pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían: "Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!". También los soldados se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre, le decía: "Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!" Sobre su cabeza había una inscripción: "Este es el rey de los judíos".
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciéndole: "¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros". Pero el otro lo increpaba, diciéndole: "¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo". Y decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino". Él le respondió: "Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso"
Palabra de Dios, Lucas 23, 35-43

Padrenuestro
Avemaría



Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste el mundo.

Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: "Mujer, aquí tienes a tu hijo". Luego dijo al discípulo: "Aquí tienes a tu madre". Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa. 
Palabra de Dios, Juan 19, 25-27

Padrenuestro
Avemaría



Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Era alrededor del mediodía. El sol se eclipsó y la oscuridad cubrió toda la tierra hasta las tres de la tarde. El velo del Templo se rasgó por el medio.  Jesús, con un grito, exclamó: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". Y diciendo esto, expiró.
Cuando el centurión vio lo que había pasado, alabó a Dios, exclamando: "Realmente este hombre era un justo". Y la multitud que se había reunido para contemplar el espectáculo, al ver lo sucedido, regresaba golpeándose el pecho. Todos sus amigos y las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea permanecían a distancia, contemplando lo sucedido. 
Palabra de Dios, Lucas 23, 44-49

Padrenuestro
Avemaría



Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Llegó entonces un miembro del Consejo, llamado José, hombre recto y justo, que había disentido con las decisiones y actitudes de los demás. Era de Arimatea, ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios. Fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Después de bajarlo de la cruz, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro cavado en la roca, donde nadie había sido sepultado. Era el día de la Preparación, y ya comenzaba el sábado.
Las mujeres que habían venido de Galilea con Jesús siguieron a José, observaron el sepulcro y vieron cómo había sido sepultado. Después regresaron y prepararon los bálsamos y perfumes, pero el sábado observaron el descanso que prescribía la Ley.
Palabra de Dios, Lucas 23, 50-56

Padrenuestro
Avemaría

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