La Ley del Señor es perfecta,
reconforta el alma;
el testimonio del Señor es verdadero,
da sabiduría al simple
Los preceptos del Señor son rectos,
alegran el corazón;
los mandamientos del Señor son claros,
iluminan los ojos.
La palabra del Señor es pura,
permanece para siempre;
los juicios del Señor son la verdad,
eternamente justos
Son más atrayentes que el oro,
que el oro más fino;
más dulces que la miel,
más que el jugo del panal...
Salmo 18, 8-11
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