Evangelio del día (Domingo 9 de mayo 2021)

 Evangelio según San Juan:

como el Padre me amó,
también yo los he amado a ustedes.
Permanezcan en mi amor.
Si cumplen mis mandamientos,
permanecerán en mi amor,
como yo cumplí los mandamientos
de mi Padre
y permanezco en su amor.
Les he dicho esto
para que mi gozo sea el de ustedes,
y ese gozo sea perfecto.
este es mi mandamiento:
Amense los unos a los otros,
como yo los he amado.
No hay amor más grande
que dar la vida por los amigos.
Ustedes son mis amigos
si hacen lo que yo les mando.
Ya no los llamo servidores,
porque el servidor ignora
lo que hace su señor;
yo los llamo amigos,
porque les he dado a conocer
todo lo que oí de mi Padre.
No son ustedes los que me eligieron
a mí,
sino yo el que los elegí a ustedes
y los destiné para que vayan y den fruto,
y ese fruto sea duradero.
Así todo lo que le pidan al Padre
en mi Nombre,
él se lo concederá.
Lo que yo  les mando
es que se amen los unos a los otros.
Palabra de Dios. Jn. 15, 9-17


Reflexión:

En el Evangelio de hoy, Jesús nos deja su único mandamiento: el Amor. "En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros" (Jn. 13, 35). La Historia nos cuenta, que en el Antiguo Imperio Romano, esta era la principal característica que llamaba la atención entre los romanos de los primeros cristianos; y este amor daba cada día nuevas conversiones, extendiendo la fe en Jesús por todo el Imperio. 
"Ya no lo llamo servidores (...) yo los llamo amigos" Jesús nos acerca a Dios desde un lugar íntimo, profundo, cotidiano; ya no estamos al servicio de un señor. Somos sus "amigos"; más aún, sus HIJOS, hermanos entre nosotros, FAMILIA. Y, la base de una familia es el amor. El Amor de Dios nos hace familia; por eso, ese "fruto" es duradero y abundante, porque nace del amor, ese amor entre Jesús y el Padre, que es el amor entre nosotros. Amor que se trasmite a los demás y establece el Nuevo Pueblo, la Iglesia.
Permanecer en el amor de Jesús, es amarnos los unos a los otros como él nos amó, hasta dar la vida. El amor que puede lo imposible, porque todo lo cree, todo lo espera, todo lo da. 
Este es el tiempo del amor. Este tiempo de aislamiento, de dolor, de incertidumbre, es cuando más presente tiene que estar este amor de Jesús. Un amor que llame la atención de los demás, que nos distinga, que se contagie por todas partes, hasta hacernos una nueva humanidad, constituida en el amor de los unos a los otros.


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