Evangelio y Lecturas del día, domingo 27 de marzo de 2022

 Cuaresma 2022, El padre misericordioso


Primera Lectura

Lectura de Libro de Josué:

El pueblo salió del Jordán el día diez del primer mes, y estableció su campamento en Guilgal, en el extremo oriental de Jericó.
Los israelitas acamparon en Guilgal, y el catorce del mes, por la tarde, celebraron la Pascua en la llanura de Jericó. Al día siguiente de la Pascua, comieron de los productos del país —pan sin levadura y granos tostados— ese mismo día. El maná dejó de caer el día siguiente, cuando comieron los productos del país. Ya no hubo más maná para los israelitas, y aquel año comieron los frutos de la tierra de Canaán.

Palabra de Dios, Josué, 4, 19. 5, 10-12

Salmo responsorial:

R/ ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
¡Felices los que en él se refugian!

Bendeciré al Señor en todo tiempo,
su alabanza estará siempre en mis labios.
Mi alma se gloría en el Señor: 
que lo oigan los humildes y se alegren. R/

Glorifiquen conmigo al Señor,
alabemos su Nombre todos juntos.
Busqué al Señor: él me respondió
y me libró de todos mis temores. R/

Miren hacia él y quedarán resplandecientes,
y sus rostros no se avergonzarán.
Este pobre hombre invocó al Señor:
él lo escuchó y lo salvó de todas sus angustias. R/

Salmo 34, 2-7. 9


Segunda Lectura

Lectura de la 2° Carta de San Pablo a los cristianos de Corinto:

El que vive en Cristo es una nueva criatura; lo antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se ha hecho presente. Y todo esto procede de Dios, que nos reconcilió con él por intermedio de Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación. Porque es Dios el que estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo, no teniendo en cuenta los pecados del hombre, y confiándonos la palabra de la reconciliación. Nosotros somos, entonces, embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los hombres por intermedio nuestro. Por eso, le suplicamos en nombre de Cristo: Déjense reconciliar con Dios. A aquel que no conoció el pecado, Dios lo identificó con el pecado en favor nuestro, a fin de que nosotros seamos justificados por él.

Palabra de Dios, 1 Corintios 5, 17-21


Evangelio según San Lucas:

Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Los fariseos y escribas murmuraban, diciendo: "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos". Jesús les dijo entonces esta parábola: 
Un hombre tenía dos hijos. El menor dijo a su padre: "Padre dame la parte de la herencia que me corresponde". Y el padre les repartió sus bienes. Poco días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa. Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. Entonces, se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. él hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Entonces recapacitó y dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre! Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros" Entonces partió y volvió a casa de su padre.
Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente: corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. El joven le dijo: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo". Pero el padre dijo a sus servidores: "Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, póngale un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y volvió a la vida, estaba perdido y fue encontrado". Y comenzó la fiesta.
El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó qué significaba eso. El le respondió: "Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo". El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió a rogarle que entrara, pero él le respondió: "Hace tantos años que te sirvo, sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo vuelve, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!" Pero el padre le dijo: "Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado". 

Palabra de Dios, Lucas 15, 1-3. 11-32

Volver al Padre

Este tiempo de Cuaresma, es tiempo de reconciliación con Dios, con los hermanos, con nosotros mismos. Y es lo que hoy nos propone Jesús: volver al Padre, como el hijo menor de esta historia, pero también, como el mayor, ese que nunca se había ido de su lado y que lo obedecía siempre en todo. Es un tiempo de reencuentro con estos dos hermanos que habitan en nuestro corazón y que se celan siempre el amor del Padre que nos guía desde el silencio de su Palabra activa en nuestra vida. Un silencio hablante que solo se escucha en lo profundo de nuestro ser. 
La propuesta de Jesús es sencillamente, mirarnos profundo para ver nuestros errores y repararlos en el encuentro con el otro; y abrir el corazón al hermano que viene llegando, y al que siempre ha estado junto a nosotros, ser como ese padre de la parábola, siempre anhelante de vernos llegar, de compartir la alegría de encontrar lo que se había perdido, de resucitar lo que estaba muerto. 
Preparemos, pues, nuestra casa para la fiesta de la Pascua, porque estábamos perdidos y nos hemos encontrado, muertos y hemos sido devueltos a la Vida eterna de Cristo Jesús.


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