Evangelio del día 29 de mayo de 2022 (reflexión)

 La Ascensión de Jesús

La Supremacía de Cristo 

Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente. Que él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos, y la extraordinaria grandeza del poder con que él obra en nosotros, los creyentes, por la eficacia de su fuerza. Este es el mismo poder que Dios manifestó en Cristo, cuando lo resucitó de entre los muertos, y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, elevándolo por encima de todo Principado, Potestad, Poder y Dominación, y de cualquier otra dignidad que pueda mencionarse tanto en este mundo como en el  futuro. El puso todas las cosas bajo sus pies y lo constituyó, por encima de todo, Cabeza de la Iglesia, que es su Cuerpo y la Plenitud de aquel que llena completamente todas las cosas.

Efesios 1, 17-23


El Señor asciende entre aclamaciones


Aplaudan, todos los pueblos,
aclamen al Señor con gritos de alegría;
porque el Señor, el Altísimo, es temible, 
es el soberano de toda  la  tierra.

El Señor asciende entre aclamaciones,
asciende al sonido de las trompetas.
Canten, canten a nuestro Dios,
canten, canten a nuestro Rey:
el Señor es el Rey de toda la tierra,
cántenle un hermoso himno.

El Señor reina sobre las naciones,
el Señor se sienta sobre su trono sagrado.

Salmo 46, 2-3. 6-9

Evangelio según San Lucas

Jesús dijo: "Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los  pecados. Ustedes son testigos de todo esto. Y yo les enviaré lo que mi Padre les ha prometido. Permanezcan en la ciudad, hasta que sean revestidos con la fuerza que viene de lo alto".
Después Jesús los llevó hasta las proximidades de Betania y, elevando su mano, los bendijo. Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado a los cielos. Los discípulos, que  se habían postrado delante de él, volvieron a Jerusalén con gran alegría, y permanecían continuamente en el Templo alabando  a Dios.

Lucas 24, 46-53

La Ascensión del Señor

La misión de Jesús ha llegado a su fin en este mundo y es tiempo de volver al Padre. La Buena Noticia ha sido dada a los humildes que esperan en el Señor y ellos han visto su gloria: los enfermos han sido sanados, los cautivos, liberados, los muertos, han vuelto a la vida y la muerte ha sido vencida. Es un tiempo nuevo para la humanidad, el tiempo de Dios en medio nuestro. Esta Buena Noticia de Redención debe ser llevada a todos, en todas partes, en todo tiempo; toda la humanidad debe recibir la bendición del Padre. Es una tarea ardua, difícil,  plagada de dudas, temores, persecuciones y muerte; pero no estamos solos: Jesús envía su Espíritu para que seamos "uno" en él, con el Padre, para sobrellevar toda adversidad, y ser luz para la humanidad, perdida en las tinieblas de sus pecados y ambiciones.
La Ascensión de Jesús es también preludio de nuestro regreso al Padre, para que "allí donde yo esté, estén ustedes también" (Jn. 14, 3). Jesús con su Ascensión nos abre las puertas de la Eternidad, y nos envía a anunciar a todos los pueblos que Dios es con nosotros hasta el fin de los tiempos...


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