Evangelio y Lecturas del día 3 de julio de 2022 (Refexión)

 El Reino de Dios está cerca de ustedes

Primera Lectura

Lectura del Libro del Profeta Isaías:

¡Alégrense con Jerusalén
y regocíjense a causa de ella,
todo los que la aman!
¡Compartan su mismo gozo
los que estaban de duelo por ella, 
para ser amamantados y saciados
en sus pechos consoladores, 
para gustar las delicias
de sus senos gloriosos!
Porque así habla el Señor:
Yo haré correr hacia ella
la prosperidad como un río,
y las riquezas de las naciones
como un torrente que se desborda.
Sus niños de pecho
serán llevados en brazos
y acariciados sobre las rodillas.
Como un hombre es consolado
por su madre, 
así yo los consolaré a ustedes,
y ustedes serán consolados en Jerusalén.
Al ver esto, se llenarán de gozo
y sus huesos florecerán como la hierba.
La mano del Señor se manifestará
a sus servidores,
y a sus enemigos, su indignación.

Palabra de Dios, Isaías 66, 10-14

Salmo responsorial:

R/¡Aclame al Señor toda la tierra!

¡Aclame al Señor toda la tierra!
¡Canten la gloria de su Nombre!
Tribútenle una alabanza gloriosa
digan al Señor: "¡Qué admirables son tus obras!" R/

Toda la tierra se postra ante ti,
y canta en tu honor, en honor de tu santo Nombre.
Vengan a ver las obras del Señor,
las cosas admirables que hizo por  los hombres R/

El convirtió el Mar en tierra firme,
a pie atravesaron el Río.
Por eso, alegrémonos en él,
que gobierna eternamente con su fuerza. R/

Los que temen al Señor, vengan a escuchar,
yo les contaré lo que hizo por mí:
apenas mi boca clamó hacia él,
mi lengua comenzó a alabarlo. R/

Si hubiera tenido malas intenciones,
el Señor no me habría escuchado;
pero Dios me escuchó
y atendió el clamor de mi plegaria. R/

Bendito sea Dios,
que no rechazó mi oración
ni apartó de mí su misericordia. R/

Salmo 65, 1-3a. 4-7a. 16-20

Segunda Lectura

Lectura de la Carta del Apóstol San Pablo a los cristianos de Galacia:

Yo solo me gloriaré en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí, como yo lo estoy para el mundo. Estar circuncidado o no estarlo, no tiene ninguna importancia: lo que importa es ser una nueva criatura. Que todos los que practican esta norma tengan paz y misericordia, lo mismo que el Israel de Dios.
Que nadie me moleste en adelante: yo llevo en mi cuerpo las cicatrices de Jesús.
Hermanos, que la  gracia de nuestro Señor Jesucristo permanezca con ustedes. Amén.

Palabra de Dios, Gálatas 6, 14-18

Evangelio según San Lucas:

Después de esto, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que los precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. Y les dijo: "La cosecha es abundante pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envié trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! yo los envió como ovejas entre lobos. No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa, digan primero: "¡Qué descienda la paz sobre esta casa!" Y si alguien allí es digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su  salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que le sirvan; curen a sus enfermos y díganle a la gente: "El Reino de Dios está cerca de ustedes"

Palabra de Dios, Lucas 10- 1-9

¡Vayan!

En su Evangelio, Jesús, nos envía al mundo, como ovejas entre lobos, a anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios. Es grande la cosecha, es mucha la esperanza puesta en esta promesa, sin embargo, pocos se animan a anunciarla, por eso debemos rogar al Padre para que anime con su Espíritu el alma apostólica de los cristianos. Es un mandato urgente de ir al encuentro de ese resto que confía, que espera; y también de aquellos que no han conocido las promesas de Dios a su pueblo. No hay tiempo que perder, nada nos puede distraer de nuestro camino hacia el hermano que busca al Señor por rumbos inciertos. Debemos partir libres de pesado equipaje, porque todo nos será dado para sobrellevar las adversidades, para el sustento diario, para encontrar el rumbo sin perdernos en la nada. El Espíritu estará siempre presente para fortalecernos y guiarnos. Un andar confiado y agradecido, generoso en paz, consuelo, sanidad, liberación. porque hemos recibido gratuitamente, por tanto, gratuitamente debemos dar. Porque solo somos "predecesores" de aquel que nos envía; vamos anunciando que viene en busca de sus hijos, el Reino que nos trae, para que el encuentro con el Resucitado sea un encuentro de Vida, y Vida en abundancia. ¡Vayan, porque el Reino de Dios ya está en medio nuestro!



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