Evangelio y Lecturas del día 12 de febrero de 2023

 El justicia de Jesús

Primera Lectura

Lectura del Libro del Eclesiástico 

Si quieres, puedes observar los mandamientos
y cumplir fielmente lo que le agrada.
El puso ante ti el fuego y el agua:
hacia lo que quieras, extenderás la mano.
Ante los hombres está la vida y la muerte:
a cada uno se le dará lo que prefiera.
Porque grande es la sabiduría del Señor,
él es fuerte y poderoso, y ve todas las cosas.
Sus ojos están fijos en aquellos que lo temen
y él conoce todas las obras del hombre.
A nadie ordenó ser impío
ni dio autorización a nadie de pecar.

Palabra de Dios, Eclesiástico 15, 15-20

Salmo responsorial

R/ Dichoso el que camina en la voluntad del Señor

Felices los que van por un camino intachable,
los que siguen la ley del Señor.
Felices los que cumplen sus prescripciones
y lo buscan de todo corazón. R/

Tu promulgaste tus mandamientos
para que se cumplieran íntegramente.
¡Ojalá yo me mantenga firme
en la observancia de tus preceptos. R/

Sé bueno con tu servidor,
para que yo viva y pueda cumplir tu palabra.
Abre mis ojos,
para que contemple las maravillas de tu ley. R/

Muéstrame, Señor, el camino de tus preceptos,
y yo los cumpliré a la perfección.
Instrúyeme, para que observe tu ley
y la cumpla de todo corazón. R/

Segunda Lectura

Lectura de la Primera Carta a los Corintios

Es verdad que anunciamos una sabiduría entre aquellos que son personas espiritualmente maduras, pero no la sabiduría de este mundo ni la que ostentan los dominadores de este mundo, condenados a la destrucción. Lo que anunciamos es sabiduría de Dios, misteriosa y secreta, que él preparó para nuestra gloria antes de que existiera el mundo, aquella que ninguno de los dominadores de este mundo alcanzó a conocer, porque si la hubieran conocido no hubieran crucificado al Señor de la gloria. Nosotros anunciamos, como dice la Escritura, lo que nadie vio ni oyó y ni siquiera pudo pensar, aquello que Dios preparó para los que lo aman.
Dios nos reveló todo esto por medio del Espíritu, porque el Espíritu lo penetra todo, hasta lo más íntimo de Dios.

Palabra de Dios, 1° Corintios 2, 6-10

Evangelio según San Mateo

No piensen que vine a abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice. El que no cumpla el más pequeños de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.
Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a los de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal. Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado ante un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego. Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez a la guardia, y te pongan preso. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo. 
Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho es para ti ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tu miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio. Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.
Ustedes también han oído que se dijo a los antepasados: No jurarás falsamente y cumplirás los juramentos hechos al Señor. Pero yo les digo que no juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la Ciudad  del gran Rey. No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco o negro ni uno solo de tus cabellos. Cuando ustedes digan "sí", que sea sí, y cuando digan "no", que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno. 

Palabra de Dios, Mateo 5, 17-37 


El Sermón de la Montaña

"El Reino de los Cielos está cerca" (Mt. 4, 17) Dios se ha hecho presente en la persona de Jesús para renovar todas las cosas ¿Cuál debe ser el comportamiento de los que quieren entrar en su Reino? A esta pregunta responde el primer discurso de Jesús —el célebre Sermón de la Montaña— que Mateo propone como la "carta fundamental" del Reino de los Cielos. Allí Jesús se manifiesta como el nuevo Moisés, que descubre el verdadero sentido y las exigencias más radicales de la Ley promulgada en el monte Sinaí. El no destruye la Ley, pero tampoco la considera intangible.
El Sermón de la Montaña resume toda la moral cristiana, entendida no a la manera de un código legal de prohibiciones y obligaciones, sino como una invitación a ser "perfectos como perfecto es el Padre que está en el cielo" (Mt. 5, 48) Es un nuevo programa, más exigente y gozoso a la vez, que de ninguna manera inculca la "resignación" a los oprimidos o la pasividad frente al mal. Tampoco propone un "tipo" de organización social, pero sienta las bases y señala las pautas de toda verdadera fraternidad. Es un nuevo estilo de vida, que se funda en el amor llevado hasta sus últimas consecuencias, y convierte a los discípulos de Jesús en "sal de la tierra" y "luz del mundo" (Mt. 5, 13-16)[1] practicando "una justicia superior a los de los escribas y fariseos" (Mt. 5, 20)

[1] Comentario de "La Biblia, el Libro del Pueblo de Dios", Editorial San Pablo, edición 1994.

Seguí sus Huellas en InstagramTwitterFacebookYouTube y Pinterest




Comentarios